martes, 26 de diciembre de 2017

Córcega GR20: Etapa 5 - Castel di Verghio - Ref. Manganu

Una nueva etapa fácil, sin apenas desnivel, y con un aliciente claro, el espectacular Lac de Nino, el segundo más grande de Córcega, situado en la meseta de Camputile y fuente del río Tavignanu, el segundo más largo de Córcega.
Lac de Nino.
Dicen en los carteles junto al lago que pasa medio año helado…no sé si eso fue antes del cambio climático o todavía pasa, desde luego no lo estaba en julio cuando pasamos nosotros.
Pozas en el arroyo junto al refugio de Manganu. Junto con el lago Nino, los "hitos acuáticos" de la etapa.
Fecha: 06-07-2017
Montañeros: 2
Distancia: 16,25 km
Desnivel positivo: 681 m
Desnivel negativo: 501 m
Duración (con paradas): 6 h 15 min
Recorrido: Hotel Gîte Castel di Vergio (1.406 m) – Col de St. Pierre (1.457 m) – Bocca a Reta (1.883 m) – Lac de Nino (1.741 m) – Bergerie Vaccaghja (1.593 m) – Refugio Manganu (1.579 m)
Dificultad: Fácil.
IBP Index: 94
Track en wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=19407146

Hoy vamos un poco más tranquilos. Sabemos que la etapa es relajada y como no tenemos nadie que nos despierte, aguantamos algo más en la cama. Tampoco nos dejan el desayuno preparado, así que la hora de salida no la marcamos nosotros si no la de apertura del comedor…de todas formas hoy es un buen día para decir eso de “no hay prisa”. Tras el desayuno, con croissant recién hecho y pan, recogemos las cosas y de nuevo al camino.
Este va a ser el perfil del día. Pequeña bajada al inicio, subida hasta llegar a Bocca Reta y luego, de nuevo llano o bajada, para afrontar una pequeña cuesta al final.
Nada más salir, junto al camping, nos encontramos una piara de cerdos salvajes. Con esto ya hemos visto un muflón (de lejos, muy de lejos) en la segunda etapa y hoy, los cerdos salvajes… la fauna salvaje corsa está ya cubierta y qué remedio nos queda, no veremos ningún otro animal destacable en lo que nos queda y es natural que así sea, con toda la gente que hay día tras día en el sendero.   
Piara de cerdos salvajes a la puerta del hotel.
Los más fotografiados eran estos.
El sendero comienza bajando por el bosque. No podemos evitar pensar eso de “luego habrá que subirlo”…y efectivamente enseguida comenzamos a remontar. Primero suavemente hasta que en un giro de 90 grados a nuestra derecha comenzamos a subir por la ladera de forma directa al principio y luego con amplios zig-zags hasta llegar al Col de St. Pierre (o St. Petrus) con su capilla (1.457 m; 1 h 10 min).
Cartel indicador al inicio del sendero.
Comenzamos por bosque, al inicio en bajada.
Cambia la pendiente y comenzamos a subir. Atrás queda el Paglia Orba, junto al que hemos pasado en la etapa anterior.
En el bosque nos encontramos hayas de troncos enormes.  Pinos enormes y hayas enormes, se ve que es buen clima para los árboles.
Giro de 90 grados en el sendero e inicio de la cuesta de verdad.
Y claro, según subimos, comienzan las vistas. Paglia Orba y el Monte Cinto.
Las zetas nos acercan al Collado de San Pedro, con su capilla.
En el collado seguimos ascendiendo por el cordal a nuestra izquierda. Primero por el mismo cordal, entre algunos ejemplares de haya retorcidos por el viento, para luego pasar a la ladera de nuestra izquierda y volver a remontar con algunas zetas hasta volver a alcanzar el cordal. Una vez alcanzado pasamos al otro lado y a seguir subiendo suavemente, ahora con la ladera ya completamente despejada, hasta el siguiente collado, Bocca a Reta (1.883 m; 2 h 35 min).
Junto a la capilla de St. Petrus. Al fondo, el Paglia Orba.
Y seguimos subiendo, ahora por el cordal a nuestra izquierda.
Las hayas son una buena muestra de lo que tiene que ser un buen día de viento en esta zona.
Alguna ya no ha aguantado.
Abandonamos el cordal hacia nuestra izquierda. Primero faldeamos...
...para luego recuperar el cordal tras unas zetas. Nos empezamos a encontrar gente que baja...es la hora de cruzarse con los que recorren el GR20 de Sur a Norte. Todos los días nos pasa más o menos igual, al principio no te cruzas con nadie, y luego hay un momento que es un no parar.
Vistas a las etapas anteriores, Paglia Orba y Cinto.
Llegamos al cordal...
...y pasamos al otro lado. El collado central es la zona de la Bocca a Reta.
Otra forma de hacer la GR. ¿Más cómoda?.
Bocca a Reta.
Aquí ahora avanzamos por prado, con las marcas del camino profundamente marcadas en el terreno hasta salir sobre el Lac de Nino. Una corta bajada y llegamos al lago (1.741 m; 3 h 15 min). Cruzamos la turbera de su cabecera (aquí llamados “pozzines”) y lo comenzamos a rodear dejándolo a nuestra derecha, aunque se puede ir por cualquiera de los dos lados, y en cuanto vemos un trozo de hierba con buena pinta nos tumbamos a tomar el sol.
Un rato de prado. Abajo, en el centro nos encontraremos el Lago Nino.
Lago Nino en su cubeta glaciar. Perderemos algo de cota para llegar a él.
El sendero se bifurca. Ambos lados son transitables, así que no queda muy claro que lado es mejor. Nosotros lo dejamos a nuestra derecha, siguiendo las marcas. Pero por el otro lado parece que había una fuente...
Laga Nino con nuevas montañas por recorrer en las etapas que seguirán.
Los prados junto al lago invitan al descanso. Y de hecho, mucha gente se tumba por los alrededores a disfrutar del sol y el paisaje. (Yo me tumbé sin camiseta, directamente sobre la hierba y a la tardeme picaba la espalda y la tenía cubierta de granos. Afortunadamente no fue más, pero me esusté al pensar en la mochila si los granos no se iban).
Permanecemos aquí un buen rato. Poco a poco la orilla del lago se va llenando de gente. En la otra orilla, un grupo de caballos pastan tranquilos e incluso echan a otros montañeros sin ningún tipo de problema. En la orilla vemos montañeros que hacen el GR, cargados de mochilas, pero también montañeros que simplemente han subido a pasar el día disfrutando del sol y del paraje.
Panorámica del lago Nino.
Al final nos puede el hambre, o más bien las ganas de comer sentados a una mesa, así que dejamos el lago y nos vamos en busca de la Bergerie de Vaccaghja. Seguimos para ello el GR, que avanza paralelo al desagüe del lago, que avanza ondulando entre turberas. Arriba a nuestra izquierda vemos otra Bergerie, la de l’Inzecche, pero nos pide ganar cota y dar un rodeo, así que no nos acercamos.
Cruzamos el arroyo y abandonamos las turberas, entrando en una zona más o menos llana, aunque picando siempre para abajo, con grandes hayas y viejos troncos dispersos entre los que serpentea el camino. El sol calienta con ganas, así que se agradece pasar bajo la fresca sombra de las hayas.
Nos dirigimos hacia el desagüe del lago.
Seguimos paralelos al arroyo que se esconde entre la vegetación. Poco caudal, al menos cuando pasamos nosotros.
A la izquierda un desvío a la Bergerie de L'Inzecche...
...pero hay que subir, aunque no sea mucho, y empieza a apretar el sol. Decidimos saltárnosla.
Seguimos por una nueva zona llana, con hayas dispersas y su bendita sombra,...
...todas ellas retorcidas y muchas de ellas secas.
El sendero nos deja junto a la Bergerie Vaccaghja (1.593; 5 h 35 min). Lo único que se mueve por aquí son unos caballos atados cerca de la puerta, que por cierto está abierta. Nos acercamos, miramos…pero no vemos a nadie. Tampoco es que sea mala hora, es poco más de la una. Sacamos unas cuantas fotos por hacer tiempo…no aparece nadie. Otra pareja llega, mira dentro como nosotros y sigue caminando…A lo lejos, al otro lado de una corta planicie despejada se ve el refugio Manganu. No está tan lejos, pensamos, y algo habrá de comer en el refugio, así que no esperamos más y seguimos andando.
Salimos a la Bergerie de Vaccaghja. Opción de alojamiento si vas con tienda.
Aunque a esta hora por aquí solo se mueven los caballos, y poco.
Así que decimos adiós a la bergerie, como casi siempre con su correspondiente bandera corsa, y seguimos andando.
Ahí delante, retomada la subida, tenemos el refugio de Manganu, nuestro final de etapa.
Primero descendemos, cruzamos la zona llana de pastos y comenzamos a subir hacia el refugio. Nos desviamos unos pocos metros del camino por ver una pequeña charca y seguimos subiendo. Cruzamos un arroyo por un puente de madera y llegamos al Refugio de Manganu (1.579 m; 6 h 15 min). Según dicen las guías “recientemente renovado”. Eso lo veremos luego, lo primero es presentarse al guarda y comer…
Recorremos primero una zona llana. Ni una sombra.
Pequeña charca que encontramos cuando comenzamos a subir, fuera del camino. Sigue sin haber sombra, así que mejor continuar.
Ya tenemos el refugio Manganu a la vista. Algo de subida...
...y cruzar el arroyo por un puente. Bajo el puente, no se ven en la foto, unas pozas muy tentadoras en las que ya se estaban bañando unos cuantos.


Como todos los refugios, éste también tiene su correspondiente fuente. El único problema es que el caudal de ésta es bastante escaso y llegan a formarse colas para llenar las botellas. Este ternerillo tuvo más suerte y la pilló toda para él.
La “carta”, como siempre es muy limitada. Nos decantamos por la tortilla francesa sin cebolla. O no nos entendemos o el guarda pasa, así que llega con cebolla. Optamos por no discutir y nos la comemos sentados en las mesas delante del refugio.
No había mucho pan con la tortilla, pero siempre hay algo para compartir.
Tras la tortilla, ducha (en unas duchas realmente renovadas, también los WC son bastante nuevos, de esos ecológicos sin agua que ya hemos visto antes) y nos sentamos a la puerta del refugio a ver la gente llegar.
Vistas desde la terraza del refugio. Para mi gusto solo le falta algo de sombra.
El sol casca y la sombra se va retirando. ¡Hay que buscar sombra! ¡Y rápido!. No hay grandes árboles alrededor del refugio así que buscando algo de fresco nos acercamos al arroyo. Está lleno de gente bañándose en las pozas o en la orilla, simplemente sentados a la sombra. Cuesta encontrarlo, pero algún sitio tranquilo queda donde pasar la tarde hasta la hora de la cena, cena de la que no me acuerdo, así que supongo que no estaría ni tan bien ni tan mal. ¿Lentejas? ¿Pasta?. Uno de los dos seguro. Sí recuerdo que, aprovechando el buen tiempo, cenamos con las bandejas en las mesas alrededor del refugio disfrutando por fin, de algo de fresco.
En el arroyo, el mejor sitio para pasar la tarde.

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